Freddy Carrión

Freddy Vinicio Carrión Intriago

Padre, Esposo y profesional

Carrión Intriago nació en provincial de Loja, esposo de Priscila Schettini Castillo y padre de tres niños. Es licenciado en Ciencias Jurídicas, abogado y doctor en Jurisprudencia. Posee dos diplomados superiores, uno en Derecho Constitucional, otorgado por la Universidad Andina Simón Bolívar y otro en Altos Estudios Internacionales en la Sociedad de Estudios Internacionales de Madrid (España). Por su desempeño profesional recibió a una beca del Gobierno español para cursar su maestría en Estudios Políticos Aplicados, en la Fundación Internacional y para Iberoamérica de Administración y Políticas Públicas (FIIAPP). Fue Defensor del Pueblo del Ecuador y Presidente de la Alianza Global de Instituciones Nacional de Derechos Humanos (GNAHRI)

Palabras de Freddy Carrión

Éste es el precio que tengo que pagar y lo asumo con valentía, mientras los responsables de las graves violaciones a los derechos humanos, de los actos de corrupción que sumieron al país en el desconcierto y desesperanza como Lenin Moreno, María Paula Romo, Oswaldo Jarrín, se encuentran libres, se encuentran fugados, mientras yo me encuentro preso Seamos claros: no me estoy enfrentado a un proceso penal por

abuso sexual; me estoy enfrentando a una persecución política con forjamiento de pruebas desde la propia Fiscalía General del Estado, con el único objetivo quitarme el cargo de Defensor del Pueblo. Me enfrento al odio sin razón, a la venganza por haberme puesto al lado del pueblo ecuatoriano, de aquel que sufre, padece y se encuentra limitado en sus derechos al buen vivir; me enfrento a un linchamiento mediático de varios medios digitales infames que se han aprovechado del silencio que me impusieron, y que ahora pretenden callar la voz también de quien se ha convertido en la Defensora del Defensor, mi esposa, con sus ataques cobardes y miserables que han provocado agresiones físicas en su contra. Me enfrento a la injusticia de un sistema de judicial maniatado y manipulador que impone sus condiciones a través de resoluciones, que no responden al derecho, sino al interés de quien detenta el poder. Yo no soy el problema, no lo soy; el problema siempre será de quien no encaja en los hilos del poder, en la estructura económica viciada que ve en el Estado un negocio y no un servicio. A mi no podrán acusarme de ningún delito, no he sido corrupto, he velado por los intereses del pueblo ecuatoriano, trabajando con honestidad y rectitud en el desempeño de mis funciones, de acuerdo al ejemplo que he recibido de mis padres, y que pretendo trasladar a mis hijos como la mejor herencia que pueden recibir. Me apena ver cómo se ha desarrollado este juicio penal, con fines electorales, entre vendetas, repartos y cuotas de poder, entre egos y soberbia de unos cuantos elegidos que se creen predestinados de la moral pública, entre violaciones a principios fundamentales, entre la obsesión por quedarse con una institución de derechos humanos que le pertenece a la gente, a la ciudadanía, y que ahora está repartida y secuestrada por usurpadores de los cargos o defensores del puesto. Queridos ciudadanos y ciudadanas que han visto como se ha iniciado este juicio penal sobre la base de la mentira y el engaño, llevo 2 años preso por un delito que no he cometido, pagando una condena anticipada lejos de mi familia, condenado por haber cumplido mis funciones como Defensor del Pueblo, por haber denunciado a un gobierno violador de derechos humanos y además corrupto, o acaso se nos olvida el reparto de hospitales y el tráfico con la vida de la gente, se nos olvida que en la represión de octubre 2019 dejó incontables muertos y heridos por la decisión del gobierno, se nos olvida que un defensor del pueblo presentó un sin número de denuncias por corrupción en la Fiscalía General del Estado y que hasta el día de hoy no existe instrucción fiscal alguna; un defensor que fue incómodo al poder y que mientras los culpables hoy se encuentran libres, yo estoy preso.